El derecho a votar y el esfuerzo por saber
Episodio 0008 del podcast La sociedad Sentada
Imaginemos que estamos a principios del siglo XXII,
dentro de unos 70 o 80 años, más o menos, y que ya hay algunos países en los
que se permite una cierta manipulación genética para dotar a los futuros bebés de
algunas características físicas determinadas, tales como el sexo, el color de
su pelo o la altura. Pero, hay condiciones. Imaginemos que para que los padres
puedan optar a esa posibilidad se les exige a ambos superar unas pruebas de
conocimiento sobre materias como la anatomía y fisiología del cuerpo humano y también
sobre las leyes que afectan a los derechos humanos y en especial a los derechos
de los menores.
Imaginemos ahora que mañana se aprueba una ley en
España que, para poder votar en cualquier convocatoria electoral, del tipo que
sea (municipal, autonómica, estatal o europea), obligue al votante a superar un
sencillo examen. Es decir, que antes de votar, cada persona debe realizar una
prueba que demuestre con suficiencia que comprende todas las características esenciales
de la votación y las condiciones y aritméticas que se usan para que finalmente los
votos se transformen en escaños o en representaciones. En definitiva, una ley
que, para poder votar en una convocatoria electoral, obliga a los votantes a superar
un examen básico sobre los conocimientos que tienen de las leyes que rigen la
convocatoria electoral y el posterior tratamiento de los votos.
¿Qué le parece?
Puestos a imaginar, si lo prefiere, imaginemos que
mañana se aprueba en España una ley que permite votar desde los 12 años, o por
qué no, desde los 10. Incluso podríamos imaginar que se aprueba una ley que elimina
la minoría de edad como tal.
Y ya puestos, otra que elimine el examen de conducir.
¡Qué bueno! ¿no? Así todos podríamos llevar nuestros vehículos de motor por
calles y carreteras sin que nadie nos pida el carné de conducir.
¿Qué le parece? ¿Bien? ¿Mal?
Volvemos al voto electoral.
Y la pregunta es,
¿si para poder votar en unas elecciones me exigieran,
a mí, conocer los detalles mínimos sobre los porqués y los cómo de las
elecciones en las que quiero participar, haría yo el esfuerzo de leer y
aprender lo suficiente como para poder votar?
Saber no es tan difícil.
A pesar de la enorme presión política que recibimos
las ciudadanas y ciudadanos en estos tiempos de ahora, muy pocas personas se
interesan por conocer las leyes y normas más elementales que marcan desde la
convocatoria de unas elecciones hasta la configuración de los organismos que
dependen directamente de los votos obtenidos. Nos referimos, por ejemplo, a la
aritmética que traduce los votos recogidos de las urnas en escaños del Congreso
de los Diputados. Estamos hablando de cómo se configura el Senado o el
Parlamento en España. No digamos, si además alguien pretendiera que la mayoría
de los votantes conozcan detalles acerca del tipo de circunscripción que se
utiliza en cada una de las convocatorias electorales o la manera en que se
decide cada lista de candidatos en cada uno de los partidos políticos que se
presentan. Pero incluso hay cuestiones más oscuras aún para la gran mayoría de
personas que hace uso de su derecho al voto.
Ser una persona bien informada no es fácil, y menos en la confusa
situación en la que nos movemos en la actualidad. Hemos hablado ya en nuestros
anteriores episodios de algunas de las causas que más influyen en la
información y la comunicación. También hemos hablado y seguiremos hablando de
la necesidad de aprender y de adquirir los conocimientos mínimos necesarios para
saber diferenciar qué tipo de información nos llega. Se trata sobre todo de
distinguir la información veraz de la que no lo es.
-Ser
una persona bien informada no es tan difícil. Solo requiere tener independencia
intelectual y algo de sentido crítico (recordemos algunos términos como
posverdad, desinformación, propaganda política, etc.)
No se trata de negar la propaganda ni mucho menos la
ideología, se trata de saber, se trata de poder diferenciar. Por ser seguidor
de un partido político determinado no hay por qué creer que todo lo que dice el
líder de ese partido es verdadero. Otra cosa es que aceptemos que mienta,
porque lo consideramos necesario para los intereses del partido o porque le
perdonamos todo. Perdonarle es una cosa y engañarnos nosotros mismos es otra.
Es de estúpidos cegarse para no incurrir en contradicciones, porque algún día
abriremos los ojos y no lo soportaremos.
El equilibrio mental es necesario para la salud. Si
uno no tiene estómago para tragar sapos que no los trague. Si la fidelidad o la
lealtad a determinado grupo o institución provoca contradicciones con la moral
o la ética de una persona, mejor será que no sea fiel o leal a ese grupo o
institución. Pero, entonces, que no les prometa fidelidad o lealtad.
Quien lee una noticia y posee algún conocimiento
sobre el tema puede sospechar que le falta veracidad si la información incluye
datos que puedan parecer erróneos. En ese caso el lector solo tiene que
comprobar si en efecto son erróneos esos datos.
Pero en muchos casos el lector no tiene conocimientos
previos sobre el tema y mucho menos como para poder determinar si los datos son
verdaderos o no. Aquí el lector tendrá que detectar de otro modo los posibles
errores o intentos de engaño. La manera de expresarlo, el modo de argumentar o
la intencionalidad, que siempre aparece, pueden dar una pista sobre la posible
falsedad de una información. Y si aparece la duda, buscar información y
consultarla. En Internet se encuentra todo. No lo olvidemos.
-Ser una persona bien informada no es tan difícil.
Solo se requiere querer estar bien informada, dominar la pereza y no dejarlo
para otro día, y tener un poco de curiosidad además de independencia
intelectual y algo de sentido crítico.
Finalmente se da el caso de mensajes sin sentido, sin
argumentos, sin localización y sin causa que los justifique. Afirmaciones,
acusaciones o insultos. Eso es todo. Mensajes que abundan en las redes sociales
para embarrar.
En este caso no es necesario verificar la falsedad,
solo se requiere que el lector quiera estar bien informado. Simplemente que
quiera.
Porque quien publica ese tipo de afirmaciones no
informa, ataca. Atacar no es informar. Así que quien lo lee no está siendo
informado. No hay color. Si alguien los lee y los cree tal cual, pues es porque
quiere creérselos, porque piensa igual o porque está dispuesto a tragar todos
los sapos de ese color. Así que ese alguien no necesita ser alentado para que
se informe bien. Quizás necesite otro tipo de ánimo, pero no es éste.
Nuestro ánimo no es señalar a quienes manejan la
información para adaptarla a sus intereses. No se trata de acusar a los
manejadores, sino de poner en evidencia la falta de veracidad de muchas
informaciones y sobre todo la necesidad de adquirir conocimientos para saber
cómo detectar posibles manipulaciones interesadas.
La intención es animar a que cualquier receptor de
mensajes analice lo que le llega, antes de aceptar como buena cualquier
información. Hay datos que dicen bastante y que de por sí ya ponen en cuestión
el contenido del mensaje. Luego hay otros que seguramente precisan de una
comprobación. No es difícil hacerlo si el mensaje facilita datos. Hoy en día
casi todo se encuentra en la Internet. Saber buscar es una de las tareas más
importantes del conocimiento. Las webs oficiales de las diferentes instituciones
públicas y privadas son siempre la mejor garantía.
En nuestros episodios informamos de las webs que
hemos utilizado para encontrar los datos verdaderos. También citamos a equipos
de trabajo que pelean por despejar el panorama informativo. Insistimos mucho en
la comprobación de las informaciones que recibimos y en la forma en que se nos
dan esas informaciones. A veces la manipulación está en la forma de presentarlo
o en las conclusiones a las que simulan llegar, saltándose indecorosamente la
lógica deductiva más elemental. Incluso hay quien solo pretende repartir y
extender las responsabilidades para que alcance a alguien a quien les interesa
dañar.
No a la
desinformación, no a la basura y no al ruido informativo. El conocimiento es la
mejor vacuna contra la desinformación y la comprobación la mejor herramienta
para desechar la basura y la manipulación informativa.
Insistiremos en la idea del conocimiento y en la
necesidad de adquirir un mínimo que nos permita distinguir el grano de la paja.
Un mínimo que a veces solo requiere la lectura atenta del mensaje o el simple
análisis del quién dice qué, porque de ahí podemos obtener datos suficientes
para entender el mensaje de un modo diferente a como el mensajero pretende que
lo entendamos.
Para acompañar a la idea de adquirir conocimientos,
reiteraremos la conveniencia de ejercitar la curiosidad, de profundizar un poco
en el análisis de la situación que envuelve los mensajes que nos llegan.
Animaremos a leer bien los mensajes, a no dejar de hacerlo porque aburre.
Animaremos a superar la pereza, la eterna pereza por leer algo, cuando
enterarse de cosas que no sabemos siempre es interesante. Leer es el mejor
método para aprender. El mejor.
Es necesario que las personas sepan diferenciar sobre
los asuntos que nos competen como ciudadanos porque intervenimos en la
política, votamos, discutimos, ensalzamos a unos y degradamos a otros, y sin
embargo en muchos casos no entendemos ni lo que discutimos.
Pongamos un ejemplo. Hay muy pocas personas en España
que se interesan por conocer cómo se configura el Senado o el Congreso de los
Diputados en España, a partir de los votos de los ciudadanos. Y hay menos
personas aún que se interesan por saber cómo se configura el Consejo General del Poder Judicial, a pesar de que en
los últimos meses se habla tanto de ello, debido a que los dos partidos
mayoritarios no se ponen de acuerdo para renovarlo.
¿Por qué no se ponen de acuerdo? Quien se haga esa
pregunta, debería empezar por saber cómo se renueva. Después quizás entendería
por qué los unos quieren que se renueve ya, y por qué los otros no quieren que
se renueve con la actual ley en vigor.
¿Y tú, estimado oyente, sabes cómo se nombra el Consejo
General del Poder Judicial en España? ¿Te interesa ese tema o te da igual? ¿Qué
opinas? ¿Crees que alguno de los dos partidos mayoritarios está jugando sucio?
¿O tal vez se trata de estrategias políticas válidas por parte de ambos? ¿Cuál
de los dos partidos pone más pegas a la hora de aceptar un acuerdo? ¿Tienes
alguna idea que ensucie a uno y libere al otro o piensas que cada uno defiende
sus intereses sin importarle que se cumpla la ley?
¿Crees que la firma de un acuerdo, mañana mismo, perjudicaría
a uno de los dos? ¿A qué partido
perjudicaría y a cuál beneficiaría? ¿Por qué?
¿No lo sabes con seguridad? Pero seguro que tienes
una opinión. ¿En qué se fundamenta tu opinión? ¿Acaso te cae mejor un dirigente
político que otro? ¿O es que crees más a un partido que a otro?
¿Sabes cómo se elige a los miembros del Consejo General
del Poder Judicial?
¿Quieres que lo diga yo, aquí y ahora?
No, no lo diré. Pero si la curiosidad te mata, lo
tienes fácil. Imagina lo que he hecho yo antes de hablar de este asunto.
Exactamente. He leído. Hay muchas maneras de buscarlo
y muchas más de encontrarlo. Escribe en el buscador de tu navegador y lo
encontrarás en nada de tiempo. Yo hice la pregunta directa: ¿Cómo se nombra en
España el Consejo General del Poder Judicial?
Saber es fácil, cada día más fácil. Así que si no lo
sabes y tienes interés o curiosidad por saberlo lo encontrarás fácilmente. Y si
no tienes interés, si te da pereza leer o te da igual no saber pues pasa de
este asunto. Pero en eso caso, espero que al menos no colabores en la difusión
de acusaciones o creencias injustificadas.
FUENTES DE
INFORMACIÓN
Página web del
Congreso de los Diputados.
Página web del
Senado.
La Constitución.
La ley Orgánica
del Poder Judicial (LOPJ)
Página web del
Consejo General del Poder Judicial (CGPJ)
Wikipedia
Newtral.es
Y cientos de
paginas más…