lunes, 15 de abril de 2024

 

DESINFORMACIÓN, 
ERRORES DE CÁLCULO Y DE EXPRESIÓN 

                                                            


Contra la desinformación, la basura y el barullo informativo, conocimiento, criterio y comprobación. EPISODIO disponible en el podcast La Sociedad Sentada, enlace aquí.


La imagen que ven debajo de estas líneas es una captura de pantalla de un tuit publicado el día 31 de octubre de 2023.




Este tuit comienza dando un dato, 50.000 euros, a modo de ejemplo y como punto de partida teórico para trazar un recorrido argumentado. La cifra representa el coste empresarial de un  supuesto empleado que podría ser quien lee el tuit, que es a quien directamente se dirige. Como el tuit lo leí yo, pues me di por aludido. Ahora, asi lo ha leído usted, también puede darse por aludido.

La intención que tengo es analizarlo poco a poco, frase a frase.

 

Pongamos que:

-por tu trabajo un empresario paga 50.000 euros

 

No lo explica, pero por el contexto sabemos que se refiere a un coste anual. Luego sigue:

 

(13.500 se los da al estado como cotizaciones y 36.500 a ti)

 

Ya ha hecho un cálculo, sin decir cómo. ¿Nos fiamos? ¿O indagamos a ver cómo lo ha calculado?  

El lector desconfiado tendría que averiguar qué porcentaje ha utilizado el tuitero para calcular las cotizaciones a la Seguridad Social a cargo de la empresa.

Tomando los datos que nos ha dado se puede calcular. Y lo hago para las dos cifras que nos da, las cotizaciones a cargo de la empresa y las cotizaciones a cargo del trabajador (que señala en el siguiente párrafo).

Compruebo que para el cálculo de las cotizaciones de la empresa ha utilizado un 27% y para las del trabajador un 4%.

Ahora busco en la web de la Seguridad Social para verificar si son correctos. Veo que estos porcentajes no son fijos, sino que varían un poco en función del tipo de régimen (general o específicos), y también porque depende de las condiciones laborales de cada trabajo. Temas como la peligrosidad y la seguridad, según el tipo de trabajo, y también los tramos mínimos y máximos establecidos en cada categoría laboral de los diferentes sectores económicos.

Pero lo más aproximado a la media (según varias webs de asesorías consultadas, además de la propia web de la Seguridad Social) sería el 32% para la empresa y el 6,45% para los trabajadores.

 

-De esos 36.500 tú le das al estado 1.460 de cotización y 16.425 de IRPF

 

Parece que hay un cálculo a la baja por parte del tuitero en esos dos porcentajes, lo que incrementa la suma que cobrará el trabajador. Eso parece, ¿no?, le rebajan menos, cobrará más. Pero es que esto no va exactamente de lo que cobra el trabajador, cuando lleguemos al final lo veremos. De momento, adelanto, que si el tuitero aplicara el 32% y el 6,45% y siguiera adelante con el resto de cálculos tal y como los ha hecho, nos llevaría a una situación imposible, ya que con los datos que nos da él, cuando calculamos el siguiente porcentaje que ha usado (que es el tipo de IRPF) ese tipo subiría al 51,64%, un tipo que sobrepasaría el tipo máximo aplicable en el IRPF en España, que es el 47%. Así que una solución para evitar eso está en rebajar las deducciones por cotizaciones.

No obstante, vamos a ver que se ha ajustado al límite máximo. Hacemos el cálculo con los datos que nos da el tuitero y comprobamos que la retención de 16.425 euros proviene de aplicar un tipo del 46,88%, como se ve muy cerca (12 centésimas) del límite máximo, pero no lo sobrepasa. Recuerdo que el tipo máximo está en el 47% y se aplica solamente al tramo de los ingresos que superan los 300.000 euros. Así que esa supuesta rebaja en las cotizaciones ha sido la que permite, después, que no se haya superado el tipo máximo.  

Ya podemos ver que hay un cierto manejo de los datos. Pero eso no es lo peor. Lo que más llama la atención es que el tuitero ha ignorado la existencia en España de los tramos progresivos en el IRPF, porque ha tomado ese tipo que no llega al máximo por 12 centésimas (46,88%) y lo ha aplicado en sus cálculos al total anual percibido por el trabajador.

Así que los 16.425 euros que dice el tuitero que van al Estado como retenciones del IRPF, se convierten en 7.707 euros, a un tipo medio del 24,3% cuando aplicamos los tipos verdaderos a cada tramo progresivo.

Y aquí está el primer gran, gran error de cálculo que ha cometido el tuitero. (Al trabajador, el Estado le retendría 8.718 euros menos de lo que dice el propagador de ese tuit).

Gran error, en primer lugar, porque ha ignorado que en España el tipo del IRPF es progresivo y se aplica por tramos. Esto quiere decir que se aplican diferentes porcentajes desde una cifra de ingreso hasta otras, de forma progresiva.

Y en segundo lugar porque ha tomado el tipo máximo para todo el salario, cuando es un tipo que solo se aplica a los ingresos procedentes del trabajo que superan los 300.000 euros anuales.

En este ejemplo lo vemos, imagine que el trabajador es el presidente de la empresa y ha ganado 500.000 euros anuales:

TRAMOS IRPF

desde

hasta

total

tipo

importe

1

0,00

12.449,00

12.449,00

19%

2.365,31

2

12.450,00

20.199,00

7.749,00

24%

1.859,76

3

20.200,00

35.199,00

14.999,00

30%

4.499,70

4

35.200,00

59.999,00

24.799,00

37%

9.175,63

5

60.000,00

299.999,00

239.999,00

45%

107.999,55

6

300.000,00

500.000,00

200.000,00

47%

94.000,00

 

Sumamos las cantidades y nos da 219.899,95 euros a pagar por IRPF, lo que supone un tipo medio del 43%. ¿Imaginan lo que habría tributado por IRPF si le aplicamos el tipo máximo a todo el salario sin tener en cuenta los tramos?

 

Seguimos con el tuit. Vamos al siguiente cálculo. Dice:

 

-De los 18.615 que te quedan, consumes 15.000, de los cuales van 3.150 al estado en concepto de IVA

-De los 3.615 que te quedan, pagarás IBIs, etc

 

Leo que he consumido (soy el lector, y me pongo en el papel del trabajador lector al que el tuitero se dirige) 15.000 euros, que incluyen 3.150 euros en concepto de IVA y se acaban de poner de punta todos los pelos de mi cabeza. Menos mal que son muy pocos y recién rapados.

Ahora en serio ¿Puede usted imaginar qué tipo de IVA está aplicando el tuitero para llegar a esos 3.150 euros de IVA, incluidos en un gasto de 15.000 euros?

En efecto, el 21%. ¿Significa eso, que todos mis gastos anuales los hago comprando productos que no gozan de ningún tipo de reducción? Es decir, que yo no compro alimentos básicos en todo el año. ¿No será que el tuitero desconoce que hay diferentes tipos en el IVA, reducido, superreducido, que van desde el 0 hasta el 21, pasando por 4 y por 10?

A lo mejor él no hace las compras de la casa. A lo mejor él no mira los gastos. No le hará falta.

Vamos a suponer que este es el segundo gran, gran error de cálculo. ¿Nos lo creemos?

Como ven, no es muy complicado encontrar y corregir errores, pues se trata de conocer o buscar si no se saben, los datos sobre tipos y porcentajes que se aplican en las cotizaciones a la Seguridad Social y en los diferentes impuestos que pagamos, tales como el IVA, el IRPF… etc.  

Pero lo más sorprendente llega en el resumen que el tuitero nos hace por si no hemos comprendido bien la lección. Dice así:

 

RESUMEN:

-Generas 50.000 (100%)

-El estado se queda con más de 34.535 (70%)

-Para ti quedan 18.615 (30%)

¿Quién de verdad te explota?

_pero a esto le ponen un nombre muy bonito: “justicia social”

 

Así que después de los gruesos errores que ha cometido, simplifica y resume, a lo grueso también, y a conveniencia que genero 50.000 euros, que el Estado se queda con el 70% (69,07% según sus propios cálculos y sus evidentes lagunas artificiales o reales) y que yo me quedo con el 30% (30,93%), cuando en realidad, de haber utilizado los datos reales, tendría que decir que el Estado se queda con el 54,80% y yo con el 45,20%.

El error de cálculo final es el producto de varios errores que han sumado todos a favor de obra (de la suya), y concluye en una diferencia muy, pero que muy significativa. Y muy exagerada. Que encaja muy bien en la idea que pretende vender.

Entre 70 y 30% hay una diferencia de 40 puntos. Pero si hacemos los cálculos bien, y eliminamos esos errores, la diferencia es mucho menor, pasamos del 70 al 54,80% en cuanto a lo que recauda el Estado y del 30 al 45,20% en cuanto a lo que recibe el trabajador. El lector, yo.

Corregidos los errores, la diferencia de reparto en los porcentajes pasa de 40 puntos a 9,60 puntos. Es evidente por qué el tuitero prefiere ignorar datos o hacer cálculos erróneos.


 


Hay más detalles que señalan que el mensaje está redactado con intenciones ocultas, porque también aparecen errores de expresión.

 Analicemos el texto del resumen.

Dice,

-Generas 50.000 (100%)

¿Qué quiere decir con eso, que es la misma cosa el coste empresarial por la producción que el rendimiento final de esa producción?

Si así fuera, el empresario no ganaría nada, al contrario, perdería al tener que pagar otros costes que no tienen que ver con el trabajador.

Se supone, que el conjunto de los trabajadores de una empresa, generan con su trabajo beneficios económicos para la empresa, incluso después de descontar todos los costes de producción, incluidos por supuesto los costes salariales y cotizaciones a la Seguridad Social. Es decir, que lo producido por los trabajadores está por encima de su coste, salvo que la empresa esté dando pérdidas (pero esa situación no se mantiene por mucho tiempo y no es el caso). Así que el tuitero no debería utilizar en este caso el verbo “generar” porque confunde. A no ser que, claro está, que lo que realmente quiere es confundir.

¿Le damos de nuevo la presunción de ignorante, en vez de la de embustero? De acuerdo, vamos a creer que su expresión es incorrecta, errónea.

Leo las dos últimas frases del tuit. Son importantes porque despejan dudas. Creo que el propio autor también las tiene. Parece que no estuviera seguro de que sus argumentos fueran suficientemente fuertes y acaba recurriendo a expresiones emocionales. La primera es una pregunta, lo digo porque está en modo pregunta, con sus signos de interrogación y los acentos donde tienen que estar. Pero en realidad parece más bien un plebiscito a domicilio. Dice en la primera:

 ¿Quién de verdad te explota?

¿Y esto, a qué viene? ¿Qué tengo que votar en este plebiscito? ¿Me has traído hasta aquí para que elija entre los dos soportes elementales de la sociedad a la que pertenezco? Las empresas la componemos todos los que aportamos nuestras capacidades de trabajo en ellas, aunque tengan propietarios que se reparten los beneficios. Y el Estado lo componemos todos los que aquí vivimos, incluidos los que no aportan dinero a través de cotizaciones o impuestos.

Me sorprende, no porque pregunte algo tan ridículo que nada tiene que ver con el trapicheo de cifras que ha realizado previamente, ya que mezcla y enfrenta a la empresa con el estado sin haber ofrecido información alguna de la relación entre ambos; me sorprende porque es una forma tan infantil de preguntar, de tratar al lector, presionando sobre la respuesta que desea recibir, que entiendo la pregunta como si me estuviera preguntando si quiero más a papá o quiero más a mamá.

Así que éste era el objetivo. Culpar al Estado de nuestros escasos salarios. Al Estado, que somos todos, queramos o no. Da risa. ¿Será que el tuitero tiene un dilema? ¿Ser o no ser?

Pues yo creo que si quería llegar a que señalemos con él que nos explota el Estado y no la empresa, debería haber tomado otro camino. Debería haber empezado diciendo: le cuestas a la empresa 50.000 euros, y seguir a continuación con unas premisas realistas que enlazaran con los demás gastos de la empresa, que incluyeran los impuestos y obligaciones económicas de la empresa para con el Estado, y finalmente acabaran hablando de los beneficios que obtiene la empresa tanto por la venta de sus productos como por las ayudas indirectas (y directas) que les concede el Estado. De ese modo, yo podría comparar mi salario con los beneficios de la empresa y con los pagos que hago al Estado, y valorar si procede, y averiguar si alguno de los dos me explota y, si es así, quién de ellos, de verdad, me explota más y mejor.  

Pero no creo que la intención del tuit sea la de hacer ese tipo de comparaciones y mucho menos que pretenda que el lector del tuit lo analice con detalle, realice los cálculos por su cuenta y tome los datos pertinentes de la información oficial que está a disposición de la ciudadanía; que es en definitiva lo que estoy haciendo yo, y de ese modo evito que me confundan los errores de cálculo o la ignorancia del tuitero y posiblemente también que me engañen sus argucias o sus errores de expresión. Pero, insisto, no creo que sea eso lo que pretende el tuitero.

 

Por el tono de esa pregunta, parece que habla al lector como si se dirigiera a un estúpido. Pudiera  ser, que lo que espera el tuitero es que quien lo lea lo repita tal cual, no tiene por qué entender lo que dice el tuit, y mucho menos examinarlo a ver si están bien hechas las cuentas. En esa frase a modo de pregunta se expresa como si acabara de demostrar algo, cuando lo único que ha hecho ha sido manejar datos de forma errónea (a propósito, o no) para aumentar considerablemente y de manera engañosa unas diferencias entre empresa y estado, establecidas a partir de premisas mal relacionadas y que completa finalmente con una conclusión absurda. Y todo ello para retroceder un siglo.

 

O quizás no sea una pregunta, que es lo primero que pensé, y mucho menos que fuera dirigida a mí, al lector. ¿Pero a quién si no? No sé, quizás solo vaya dirigido a lectores que se quejan porque creen que les explota su empresa. Y no es mi caso. Pero entonces ¿a quién pretende convencer?, ¿a los que le van a negar lo que escriba sin fijarse en los detalles? ¿o es que solo va dirigido a los que le responden con aplausos, vivas y corazones? Bueno, ¿por qué no? A fin de cuentas, todos necesitamos afectos.

En cualquier caso, de lo que no tengo dudas es de que se trata de un tuit muy, muy, chapucero.

Y queda por mencionar la segunda frase de ese resumen. La frase final, el adorno con el que cierra el tuit. El culmen.

_pero a esto le ponen un nombre muy bonito: “justicia social”

¡Y otra vez que me deja estupefacto! Hay que ver, después de tanto esfuerzo para convencernos, el tuitero va y se empeña en poner un lacito al tuit, y se lo pone. Solo le ha faltado que fuera rojo.

Es que es… no sé cómo decirlo, es que es…

como si no se fiara de la inteligencia de los lectores, ni siquiera de la inteligencia de los que le aplauden. 

Nos hemos adentrado en las redes sociales para observar el ambiente que se percibe en ellas. No hay ninguna duda de que los principales temas de discusión que se dirimen en ellas confluyen en la batalla ideológica, política y social, absolutamente polarizada, que arrastra a un número importante de defensores y detractores.

Cada publicación orientada a ese tipo de temática conlleva informaciones de dudosa procedencia y más dudosa intencionalidad, cuando no falsedades tan evidentes, que solo se las cree quien no necesita leerlas. Esto lo explica muy bien “la posverdad”, ése término del que hablamos con detalle en el episodio segundo.  

Pero además de informaciones tan elocuentes, aparecen otras cuya intencionalidad, y seguramente su veracidad no se detecten a primera vista, quizás porque el tono tiene una apariencia más tranquila, quizás porque parece que el estilo utilizado se aparta de la radicalidad, quizás porque se presenta a modo de ejemplo… o quizás porque aporta detalles y datos concretos para respaldar su exposición sabiendo y creyendo que no todo el mundo está dispuesto a revisar datos y cálculos, y menos si son de la misma cuerda. De ahí que la cuerda aparezca siempre, bien sea antes, bien sea después.  

Lo importante es pensar primero y actuar después. Hacerse preguntas. ¿De dónde se toman los datos? ¿Cómo se realizan los cálculos? ¿Qué resultados se ofrecen y cómo se explican?

¿Hay manipulación intencionada para llegar a conclusiones falsas, o simplemente se trata de gruesos errores de cálculo y de expresión?

En definitiva, ¿qué pretenden? ¿Y qué pasa si se comprueban los datos y se demuestra que no son correctos? ¿Qué responsabilidades debería asumir quienes publican este tipo de mensajes? ¿Ninguna? ¿Ni siquiera la de pedir disculpas por los errores cometidos? ¿Qué es la ética? Se nos ha olvidado. En tiempos de guerra la ética desaparece.

 

 ESTAMOS HABLANDO DE LA DESINFORMACIÓN

Pedimos a ChatGPT que nos defina el término desinformación. Y responde esto:

 

ChatGPT 

La desinformación se refiere a la difusión deliberada de información falsa con la intención de engañar, manipular o influir en la opinión pública. A diferencia de la información errónea, que puede ser el resultado de errores honestos o malentendidos, la desinformación implica un acto intencional de engaño. Puede tomar diversas formas, como noticias falsas, rumores, teorías de conspiración, propaganda o falsificaciones. La desinformación puede propagarse a través de varios medios, incluyendo las redes sociales, sitios web, medios de comunicación tradicionales y boca a boca.

La desinformación puede tener graves consecuencias, ya que puede socavar la confianza en las instituciones, polarizar a la sociedad, influir en procesos políticos como elecciones y referendos, fomentar el miedo o el odio, y en casos extremos, contribuir a conflictos y violencia. Combatir la desinformación requiere un esfuerzo conjunto de individuos, organizaciones, gobiernos y plataformas tecnológicas para promover la alfabetización mediática, verificar la veracidad de la información y desacreditar las narrativas falsas.

Es una buena explicación. Espero que haya servido a los oyentes que no conocieran este término. Sin embargo, me gusta mucho más la definición que hace de este término el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua. Me gusta por su sobriedad y sobre todo por su contundencia. Y no puedo pasar sin dejar aquí constancia de esa definición:

desinformación 

1. f. Acción y efecto de desinformar.

Ant.:

  • información.

2. f. Falta de información, ignorancia.

Ant.:

  • información.

 

Por la cantidad de webs e instituciones que están dedicando grandes esfuerzos para luchar contra la desinformación, creo que se trata de uno de los grandes problemas actuales en nuestra sociedad.

Las principales universidades españolas tienen destinados recursos para tratar de contrarrestar los daños que causa la desinformación. Se han creado numerosos observatorios. Uno de ellos depende de la Universidad Complutense de Madrid. En su página web este observatorio ofrece mucha información al respecto. Además de universidades, hay otras instituciones públicas y privadas que trabajan en la misma línea. Citaré algunas que me vienen ahora a la cabeza, Newtral, Prodigioso Volcán, Maldita.es …

pero son muchas más. Entre todas hay cruces de información, y juntas pelean en una batalla dura y larga...

He visto y leído libros, estudios, observaciones, boletines, manuales y artículos…

Hay mucho material sobre el tema. Seguramente habrá nuevos episodios en los que de alguna manera se vuelva a hablar de la desinformación.


Parte de ese material se puede encontrar en las lecturas que recomendamos hoy.



LOS 7 HÁBITOS DE LA GENTE DESINFORMADA                           

Cómo informarse y tomar decisiones en las redes sociales

Autor: MARC ARGEMÍ

Editorial Conecta

Compartido en algunas webs y redes sociales.

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No contar con información suficiente induce a la ignorancia. Y a pesar de la tecnología que avanza a pasos agigantados, el entorno digital donde conviven webs, Facebook, Instagram, YouTube, X (twitter), WhatsApp… puede ser mal usado, bien porque hay acciones de manipulación de terceros, bien porque la propia audiencia no accede a la información fiable, sino que opta por desinformarse de manera más o menos inconsciente.

El libro trata de esto último, de las maneras atractivas y confortables que nosotros mismos hemos construido para autodesinformarnos. El autor describe 7 hábitos que se dan en los consumidores de información que suelen conducir a un acto de desinformación. Señala además que no son hábitos aislados y únicos, sino que pueden mezclarse y formar híbridos, y que solo los separa para que puedan entenderse mejor.

El objetivo final del libro es proporcionar herramientas prácticas para contrarrestar la desinformación.

Las personas interesadas descubrirán explicaciones muy interesantes acerca de los fenómenos que suceden en nuestro pensamiento en relación con los siete hábitos.

 


Manual para combatir la desinformación.

Elaborado por la Fundación Telefónica. Se trata de una infografía de 10 páginas, sencilla y fácil de leer, que resume muy bien las formas que toma la desinformación y las maneras de combatirla.

La puede encontrar y leer en la página web de la fundación, donde también está disponible para descargarla.

Publicaciones de Fundación Telefónica (fundaciontelefonica.com)


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EL FALSO JUEGO DE LA DESINFO

Una amenaza firme para los sistemas democráticos

Artículo muy ilustrativo sobre el daño que puede hacer la desinformación en las sociedades democráticas, publicado en el Número 122 de la revista TELOS.

Autor: Roberto Gelado

profesor, investigador y adjunto al Vicerrectorado de Internacionalización en la Universidad CEU San Pablo.



  LA SOCIEDAD SENTADA EPISODIO 9 La renovación del CGPJ El pasado 12 de junio, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una entrevista ...